Las vendas y los protectores forman parte de la rutina diaria de muchas amazonas: para proteger durante el entrenamiento, estabilizar o simplemente por estética. Pero lo que pocas consideran: estos accesorios pueden causar una peligrosa acumulación de calor, con posibles consecuencias perjudiciales para las células.
1. Cuando el calor se convierte en una carga invisible
Durante el entrenamiento, la temperatura en las extremidades del caballo aumenta de forma natural. Sin embargo, si ese calor queda atrapado por materiales no transpirables como neopreno, poliéster o fieltro sintético, puede volverse peligroso.
Los estudios demuestran:
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Bajo las vendas y los protectores se alcanzan temperaturas de más de 40–50 °C
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A partir de 45 °C, las estructuras proteicas celulares comienzan a desnaturalizarse,es decir, a dañarse irreversiblemente
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Zonas especialmente afectadas: tendones y ligamentos, con poca irrigación sanguínea y difícil refrigeración
Las consecuencias:
✖ Microlesiones en el tejido conectivo
✖ Irritaciones e inflamaciones
✖ Mayor riesgo a largo plazo de lesiones tendinosas
Y todo ello sin síntomas visibles – los daños ocurren de forma silenciosa.
2. Lana y algodón como protección natural
La lana y el algodón son naturalmente transpirables y termorreguladores – por eso representan una alternativa eficaz:
- El aire puede circular, el calor no queda atrapado
- La humedad se absorbe y se libera hacia el exterior
- La temperatura se mantiene por debajo del umbral crítico para dañar células
- Especialmente indicado como base para vendas o como material en contacto directo en protectores
El resultado: Menos acumulación de calor. Menor riesgo de daño celular. Mayor seguridad para tu caballo.
3. Conclusión: Menos es más – sobre todo con calor
La acumulación de calor bajo vendas y protectores es un riesgo serio que a menudo se subestima.
Con el material adecuado, puedes proteger eficazmente a tu caballo – sin renunciar a la funcionalidad ni al estilo.
En Chevaux Nature, apostamos por materiales naturales transpirables como la lana y el algodón, que no solo son funcionales, sino también respetuosos con el caballo.